sábado, 9 de abril de 2011

Pobre España Invertebrada




Al comenzar la guerra civil, Unamuno vio con simpatía el pronunciamiento Franquista, considerando que era una alternativa a la anarquía y descontrol en que había caído la República. Pero a los pocos meses, Unamuno se fue arrepintiendo de haberles dado su apoyo.
En Octubre de 1936, se reunió con el General Franco a fin de pedir clemencia para numerosos amigos y conocidos que estaban presos. Fue inútil, la mayoría de ellos fueron fusilados.
El 12 de Octubre de ese mismo año, durante el acto de apertura del curso académico de la Universidad de Salamanca, Unamuno, indignado ante los discursos cargados de odio que lo precedieron y ante la consigna fascista "¡Viva la muerte!", tomó la palabra y advirtió a quienes llenaban la sala:
"Venceréis pero no convenceréis.
Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir, y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha."
El General Millán Astray, no sabiendo cómo contestarle, solo atinó a gritar "¡¡Muera la inteligencia!!", a lo que Unamuno respondió:
"Este es el templo de la inteligencia, y yo soy su supremo sacerdote; vosotros estáis profanando su sagrado recinto."
Sólo la presencia de la esposa de Franco, que llevó bajo su protección a Unamuno hasta su casa, impidió que fuera muerto en esa ocasión.
Esa misma noche fue destituído de su cargo de concejal. Pasó sus últimos meses de vida bajo arresto domiciliario y falleció el 31 de Diciembre de 1936.




En memoria y honor de un gran hombre, que tuvo el sagaz y bravo valor de defender la razón humana frente a la tiranía.


Estés donde estés, te aplaudo Miguel. Bravo.